Un progreso al servicio social

Soy Iñigo «Zakk» Presa, divulgador político y autor de La reminiscencia del vampirismo. He tenido el placer de colaborar con Iban «Razican» Eguia en la elaboración de un artículo de opinión para analizar la importancia de la ciencia y la tecnología en nuestra sociedad actual, valorando sus puntos fuertes y débiles, así como los efectos de su gestión por parte del poder político. En este artículo escrito en conjunto, hemos tratado de unir mi perspectiva desde el análisis de la voluntad política, y la de mi compañero, que lo verá desde un punto de vista más tecnico.

La ciencia es el conocimiento de la verdad, un método para conocer cómo funciona la realidad que posteriormente la tecnología transforma en inventos al servicio de la especie humana, ofreciendo facilidades y descubrimientos que, en general, han ido mejorando nuestras condiciones de vida generación tras generación. No obstante, la ciencia no tiene otro fin que el descubrimiento de la verdad en todas sus ramas. Esto provoca que en muchas ocasiones se menosprecie su valor, ya que en la mayoría de los casos carece de aplicaciones directas destinadas al ciudadano de a pie.

ECiencias la tecnología la encargada de nutrirse de los descubrimientos científicos, gracias a los cuales se idean nuevas maneras de hacer uso de las leyes de la naturaleza. Y no solo eso, sino que el propio reto que supone la tecnología necesaria para realizar experimentos científicos en ocasiones lleva a desarrollar nuevas ideas por necesidad.

La ciencia y la tecnología poseen un gran poder, y demuestran esta capacidad alterando el mundo drásticamente cada medio siglo. Hemos conseguido aumentar a más del doble la esperanza de vida[1], hemos mejorado el tratamiento de enfermedades y hemos facilitado enormemente muchas tareas complejas para la sociedad. Sin embargo, el progreso tecnológico es también el origen de cambios radicales en el desarrollo de nuestro planeta. Cuando estos nuevos horizontes conflictivos no son gestionados adecuadamente por el poder, surgen situaciones que amenazan el bienestar de todos los habitantes del planeta.

Para empezar, ciencia y tecnología consumen muchos recursos para poder funcionar, entre ellos el financiero, inversiones que no solo son escasas, sino que además persiguen objetivos que distan del bien común. De hecho, las formas en las que el poder administra y distribuye ese bienestar no es para nada equitativo: en muchos casos, pueblos enteros son esclavizados por un desarrollo que muy posiblemente ni siquiera podrán disfrutar, convirtiéndose en meras máquinas de producción para los países desarrollados bajo unas condiciones lamentables.

TecnologíaIncluso para estos últimos, bajo el prisma del consumismo, la tecnología se ha convertido en una forma esclava que nos deshumaniza y nos obliga a desperdiciar recursos para avivar la llama del sistema del capital, agravando considerablemente la diferencia entre ricos y pobres, y generando cantidades ingentes de deshechos que perjudican gravemente el ecosistema.

Por añadir un ejemplo más: la creación de variedades de alimentos genéticamente modificados puede erradicar la desnutrición. Estos alimentos pueden ser modificados para aguantar condiciones extremas y dar alimento a millones de personas, pero se ha permitido crear patentes sobre los propios organismos vivos, y las empresas comercian con ellos sin restricciones a nivel global, lo cual puede provocar un aumento de la desnutrición o, en el mejor de los casos, que se retrase el desarrollo de los países más desfavorecidos.

Ciencia y tecnología pueden ser libertad o esclavitud, mas son simples medios sin voluntad que sirven al poder, máximo condicionante y responsable de las consecuencias derivadas del progreso de la ciencia.

Hasta ahora, las naciones que se han podido permitir la investigación científica tienen como única prioridad la guerra: en 2014 EEUU invirtió 69.594 millones de dólares en investigación y desarrollo para uso no militar, mientras que el presupuesto del ministerio de defensa ascendía a 526.600 millones de dólares[2]. Nos permitimos el retraso científico que a día de hoy nos habría permitido explorar y tener acceso a nuevas alternativas, para invertir en destrucción que garantice el vasallaje y el miedo sistemático.

Gráfico presupuestario de EEUU

Presupuestos de EEUU en diversas áreas para los últimos 5 años.

Esto se puede observar en ciencias tan apasionantes como la espacial, en la que naves espaciales realizan experimentos con resultados sorprendentes. No obstante, esto es un mero gasto residual que aprovechan los científicos, ya que la mayoría del gasto espacial va dirigido al gasto militar y de inteligencia. No hay más que comprobar cómo hace poco, los militares estadounidenses regalaron a la NASA dos telescopios como el Hubble[3], el mayor telescopio civil lanzado al espacio que lleva más de dos décadas realizando increíbles descubrimientos[4], que habían sido creados en secreto junto con otra quincena con el único objetivo del espionaje. Como cabe imaginar, la NASA no dispone del dinero suficiente para mandarlos al espacio y, en consecuencia, es muy probable que terminen acumulando polvo en sus almacenes a la espera de que la financiación estatal se lo permita[5].

Como ya hemos citado anteriormente, la ciencia y la tecnología podrían estar al servicio exclusivo del beneficio social, sin embargo, es evidente el secuestro que sufren actualmente bajo el servicio militar y económico. Es cuanto menos lamentable que las autoridades políticas permitan esta perversión, inyectando titánicas sumas de capital para promover la guerra y el consumo descerebrado.

En definitiva, es importante recuperar el norte y apostar por la ciencia desde una perspectiva social, libre e independiente. Solo así perseguiremos un progreso humano que no suponga la esclavitud ni la destrucción del medio ambiente. Si las administraciones estatales no se preocupan por la educación de los más jóvenes, si no apuestan por una ciencia y una tecnología no pervertida por el poder militar, si priorizan fomentar el espíritu bélico con balas, patrias y banderas, es entonces cuando perdemos uno de los horizontes más nobles del ser humano como es el descubrimiento de la verdad al servicio de todos.

Fuentes

  1. World Health Organization
  2. The White House
  3. El Pentágono le regala a la NASA dos satélites espía para estudiar la energía oscura
  4. Space Telescope – ESA
  5. La NASA podría rechazar dos telescopios regalados por el Pentágono

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